lunes, 20 de junio de 2011

Licaonada fallida

Se preveía la primera licaonada veraniega, pero no pudo ser.

El tiempo acompañaba, sol y viento ligero norte, pero no la grupeta. En ella sólo dos licaones de salida, el Titán de las Cumbres y el Letrado de la Camerta. Lo demás, hombrecillos del TGC, Joselín el Hombre de la Cafetería, Joaquín Van Bution, Constancia Lozano, Alvaro El Invariable y Pundonor Ayensa.

Este era el análisis a priori erróneamente calculado y, precisamente para romper tal vaticinio desde salida Constancia Lozano y Joaquim Van Bution, ayudados en algún momento por el Titán de Las Cumbres, ponen un ritmo más que aceptable, un ritmo de batalla diría yo, y con una sincronización en los relevos digna del Beton, nos llevan a los pies del Puerto de Cornago a una media prodigiosa y desde luego inusual en este tipo de grupeta.

Subimos el Puerto de Cornago a un ritmo igualmente importante, tirados en primera instancia por Alvaro El Invariable y después por Constancia Lozano. Los dos licaones del grupo permanecen al acecho esperando el ataque demoledor y sorpresivo de aquel, que se produce faltando 500 metros para la cima y que acaba por descolgar al Invariable. El Hombre de la Cafetería y Pundonor Ayensa subían minutos después y tras ellos Joaquín Van Bution que no encuentra su golpe de pedal en las subidas pero que en el llano, como buen tulipán, es una máquina de la tortura.

Reagrupamiento y primeras bajas. Constancia Lozano, con obligaciones eclesiales, causa baja y siguen los demás hacia la terrorífica Cuesta de La Pazana, donde los licaones decien subir escoltando al holandés que venía sufriendo por las duras rampas riojanas. Reagrupamiento en la rotonda y descenso vertiginoso (no iba el Tiburón de Las Casas).

Subida al Puerto de La Pazana, comienzan por delante El Hombre de la Cafetería, Pundonor Ayensa y Alvaro El Invariable. Los licaones deciden dejar al holandés a la suerte de los buitres y se lanzan a por los de cabeza a quienes cazan sin mucho esfuerzo (lo siento Joselín pero fue así a pesar de tus denodados esfuerzos por escaparte), y con quienes hacen el resto de la ascensión a un ritmo propio del TGC. Para muestra un botón: El Letrado de La Camerta fue alcanzado en su nuca, es decir, viniendo por detrás, por un coleoptero rem. Estudiado el volador, nos dice la enciclopedia que es un derivado de la mosca cojonera cuya velocidad máxima no alcanza en ningún caso los 6km/h. A partir de ahí hagan sus cuentas.

Arriba en el último repecho el Letrado de la Camerta lanza un hachazo para que las piernas supieran que estaba andando en bici. Intenta responder el Titán, pero sin duda se nos hace mayor..., adelantamos en la subida a otros consagrados ciclistas de la Ribera y arriba reagrupamos para hacer un poco de turismo en la zona de Muro, donde se celebraba un Rally y donde nos encontramos con el Sherpa del Cidacos y familia (de turismo) a quien saludamos.

Bajamos por Grávalos con relevos sincronizados y a ritmo ascendente. Avituallamos para dotarnos del líquido elemento y se producen dos llamadas, Gladiador Pirulo y El Tiburón de Las Casas han decidido unirse a nuestro grupo. Lo hacen prácticamente en el mismo lugar, cerca de El Sanda, y a fin de que sufrieran un poco decidimos subir los puertillos. Joaquín Van Bution intenta negociar una subida tranquila, algo a lo que accedemos.

Así se cumple en las primeras rampas del primer puerto, pero hete aquí que el Tiburón es insaciable y no sabe rutear al ritmo TGC. Toma la cabeza y pone un punto y tres cuartos más, rompiendo la grupeta inexorablemente donde sólo aguantan los elegidos, entre ellos sorpresivamente Gladiador Pirulo, todavía convaleciente de su pelea contra una alcantarilla en la última carrera de feria y con una bicicleta más propia de globeros que de verdaderos hombres de la ruta.

El segundo puerto sería todavía más duro en su ascensión. Vuelve a tomar la cabeza el Letrado de La Camerta para cumplir el soterrado pacto con el de los Paises Bajos, pero enseguida el Tiburón alega que el ritmo no le gusta y asciende hasta marcar el manómetro los 25 km/h. Este ritmo sofocante sólo es soportado por el Letrado de la Camerta, que aún lo subió hasta los 27 km/h en el último relevo, coleteando el Tiburón, que venía de hacer una Quebrantahuesos más que digna, con un tiempo de tres días y catorce horas.

De allí ya todos en manada hasta la Villa del Alabastro comentando la jornada, con algún ataquito, y a una media más que aceptable de 29,5 Km/h. Echamos en falta a miembros ilustres del TGC quienes con excusas igual de variadas que inconsistentes, intentaron justificar su ausencia, (que si me dolía la cabeza, que si tuve boda, ect) pero ya estamos acostumbrados.

Saludetes.

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